La última guía a Estudio Bíblico Bautismo del Espíritu Santo Pastor Emanuel Montecinos

La capacidad del Espíritu para cambiar vidas y empoderar a los creyentes resalta su importancia continua en la Confianza cristiana.

Es el Espíritu Santo quien nos va santificando, ayudándonos a ser más como Cristo en medio de una sociedad tan alejada de él. La obra del Espíritu Santo nos ayuda a desempeñarse en todo momento de una forma que agrada a Jehová. Su poder y su obra en nosotros nos ayuda a ser más como Jesús cada día.

En la Sagrada escritura aparecen entidades sobrenaturales que intervienen en los acontecimientos históricos. En ella, se reserva el término ángeles para referirse a aquellos seres que se hallan en Concordia con Altísimo y el de demonios para los que están en examen. En la teología cristiana, todos estos seres, a pesar de su elevada o degradada dignidad comparten con el hombre y el resto de los seres naturales su condición de «criaturas», término que alude a su carácter de seres creados, de seres que comienzan su existencia en un cierto momento del tiempo y antaño del cual no existían.

Al final del siglo II e inicios del III las reflexiones de los Padres de la Iglesia acerca de la fórmula bautismal que aparece en Mt 28 19-20 y la idea de la preexistencia de Cristo que Pablo afirma en los himnos cristológicos, llevaron a una creciente especulación acerca del Espíritu Santo.

Los carismáticos tienden a creer que cualquiera de los dones del Espíritu puede ser una evidencia del bautismo en el Espíritu.

Los relatos de Cornelio y de los Efesios muestran que una persona puede recibir el Espíritu al instante, en el momento que se arrepiente y cree.

Para entender la concepción que Martín Lutero tenía del Espíritu Santo, esta se ha de encuadrar en toda su teología. La Escritura se explica por sí misma haciendo recordar a Cristo como Salvador: El principio de discernimiento de un texto inspirado es que hable de Redentor.

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La mayoría de los teólogos reconoce la esencialidad de ser llenos con el Espíritu Santo y que el bautismo del Espíritu Santo es una parte del nuevo comienzo. Bloesch dijo, “Insistimos que el bautismo del Espíritu Santo no deba distinguirse del nuevo inicio.

Solo Dios puede hacerlo justo, pero El debe expresar un deseo de dejar el pecado y de aceptar el perdón, debe pedir la ayuda de Alá para dejar el pecado, y debe rendirse totalmente a Jehová.

Temprano en el siglo veinte, muchas personas del movimiento Santidad recibieron el bautismo del Espíritu Santo con el hablar en lenguas. Ellos clasificaron esa experiencia como my company una tercera obra de Gracejo.

Hay que esperar a mediados de ese siglo para encontrar las primeras reflexiones al hilo de la apologética cristiana.

El Espíritu Santo entra en tu corazón y te da la seguridad de la salvación por medio de la Convicción. Él te lleva a Jesús y te da el consuelo de memorizar que tus pecados son perdonados.

Juan el Bautista predicaba la promesa del bautismo del Espíritu Santo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de soportar, es más poderoso que yo; El os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11).

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